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Estudiar medicina es una experiencia desafiante pero gratificante. Requiere dedicación y arduo trabajo.
Hola futuro aspirante a Medicina, hoy hablaremos sobre como fue mi experiencia en el primer año de la carrera de Medicina. En este artículo, queremos compartirte un vistazo a lo que fueron mi experiencia en esta gran y gratificante profesión. Estudiar medicina es una experiencia desafiante pero gratificante. Aunque puede ser estresante en ocasiones, la satisfacción de adquirir conocimientos que pueden ayudar a mejorar la vida de las personas es inmensa.
Índice de contenido
¿Cómo es estudiar medicina en México?
Yo estudié mi primer año de medicina en la UABC. La mayoría del tiempo cuando las personas me preguntan “¿En qué semestre estás?’’, y les respondo “Cuarto’’, “Sexto’’, “Octavo’’ o cualquier semestre que no sean los primeros dos, las personas reaccionan de manera sorprendida y me hacen la siguiente pregunta “¿Está difícil?’’ o hacen comentarios del estilo “Debes de ser muy inteligente para estar en dónde estás’’, “Has de pasar por lo más difícil’’, y es cierto, el camino ha sido difícil, sin embargo, la parte más complicada de este camino, para mí, siempre será el primer año, y no por la cuestión académica, porque los conocimientos adquiridos en el primer año son básicos que no se comparan con lo que se tiene que estudiar en años posteriores, sino que el giro de 180° que da tu vida es algo para lo cual no hay preparación, y podrán hablarte de ello hasta el cansancio, aconsejarte o advertirte, pero cuando llegas a vivir el cambio en carne propia, lo sientes de verdad.
Los filtros de la carrera de medicina
Como un avión, que uno de los momentos más difíciles de su vuelo es el despegue, así ha sido para mí la carrera de medicina, y ustedes se preguntarán por qué, ya que se supone que estás comenzando, conoces todo por primera vez, son temas sencillos u algún otro comentario que hayan escuchado. En lo personal, fue un comienzo con un tropiezo, “me topé con pared’’ como dirían algunos, porque en la carrera hay varios puntos donde hay una transición fuerte.
Primer semestre, donde comienzas tu vida universitaria y tienes que “agarrar el ritmo’’, uno que probablemente en preparatoria no tenías. Tercer semestre, que por lo menos en Mexicali, es cuando ingresas a la carrera como tal, finalizas tronco común y finalmente conoces tu facultad, donde pasarás la mayor parte de tu tiempo los siguientes 4 años. Sexto semestre, que es el inicio de la etapa disciplinaria, donde finalmente comienzas con tus rotaciones clínicas y cada vez más te introduces al mundo de la medicina. Y el internado, que es la culminación de tu carrera (sí, sigue el servicio social, pero el internado te forma como médico).
El cambio radical
Entonces regresando a primer semestre, en lo personal, fui a preparatoria pública, así que muchos se sentirán identificados con mi experiencia. Sí, me iba muy bien y tenía uno de los promedios más altos de mi generación, pero siendo sinceros, no tenía el hábito de estudio ni necesitaba prepararme mucho para presentar exámenes, la mayor parte de la preparatoria no me esforcé ni lo más mínimo. Pero cuando ingresé a la universidad, me vi obligado a correr antes de saber gatear, tuve que buscar métodos de estudio, probarlos, descartar algunos, organizar mis tiempos, cosas que yo nunca había hecho y no tenía experiencia alguna en ello.
Por eso es que fue un cambio tan radical y complicado, ya que no conocía como tal el acto de estudiar, debido a que no lo había necesitado, además de que aún tenía el “chip’’ de la preparatoria ¿y cómo es esto?, ustedes se preguntarán, básicamente no le tomé la importancia, la seriedad ni el tiempo que implica estudiar una carrera como lo es medicina, error que cometen muchas personas y culmina de manera no muy favorable; salía con mis amigos, me iba de viaje, veía frecuentemente a mi novia (por si se lo preguntan, sí, hay tiempo para las relaciones), mis horas libres de clase las utilizaba para ir a comer, nunca visitaba la biblioteca, entre otras cosas, pero nunca estudiaba.
Mi primer tropiezo en la carrera de medicina
A mediados de mi primer semestre, semanas después de finalmente aclimatarme con el estilo de vida universitario, reprobé mi primer y único examen, hasta el día de hoy. Fue un examen de anatomía que, según yo, solo necesitaba repasar unos días antes, debido a que no le vi gran complicación y me sentía muy seguro de mí mismo, por lo que el fin de semana antes de presentar el examen (que era un lunes), me fui de viaje a la playa, regresé el domingo en la tarde, leí un poco de libros y apuntes, al día siguiente presenté mi examen totalmente confiado en que todo saldría bien ¿y qué sucedió después? Al tener el examen frente a mí, sufrí mucho, ya que la mayoría de los temas los desconocía, y al momento de ver mi calificación… un 40 enorme resaltado de rojo en la parte superior del examen.
Ese día lo pasé en mi cuarto, pensando una y otra vez si debía permanecer en la carrera, ¿de verdad estaba hecho para ser médico?, ¿cómo iba a sobrevivir a los siguientes semestres si no pude pasar un simple examen parcial del primer año? Pensé en muchas cosas, pero después de repetir cientos de veces lo mismo, finalmente reconocí mis errores, supe en dónde había fallado y traté de mejorar lo que no pude hacer bien. Desde ese día me prometí no volver a reprobar un examen y estudiar con anticipación para ellos, promesa que he cumplido hasta el día de hoy.
Cuerpo sano mente sana
Los primeros meses fueron muy difíciles en la cuestión de mi salud, debido a que en primera, estaba acostumbrado a dormir 7 u 8 horas diarias, y pasar a dormir 4 o 5, fue un martirio. Con el pasar de los años me acostumbré. Siempre he sido una persona de ejercitarme, jugué futbol americano, fui al gimnasio, hice natación, y no tener el tiempo para realizar alguna actividad física, me afectó tanto en lo físico, como en lo mental, y comencé a subir de peso, sin mencionar el hecho de que empecé a comer de una manera para nada saludable, comprando lo primero que se me cruzaba porque “no tenía el tiempo’’ de preparar algún lunch o de ir hasta mi casa a comer. Con el pasar de los semestres, aprendí que si organizas bien tus tiempos y actividades, siempre habrá tiempo para todo, y puedes llevar una buena vida académica, con un estilo de vida saludable, o por lo menos, lo más saludable posible, porque recuerden, si no tienes salud, no tienes nada más, y eso incluye la escuela.
La nueva temporada de nuestra vida
El iniciar una vida universitaria es un cambio muy radical; cada vez comienzas a tener responsabilidades de adulto que probablemente la mayoría no tenía antes, aparece la ansiedad o los pensamientos constantes de “¿qué voy a hacer el resto de mi vida?’’ “¿En realidad quiero esto?’’, “¿Si me veo así en el futuro?’’, y vas conociendo personas que probablemente estén contigo el resto de tu vida, o por lo menos una buena parte de ella.
Afortunadamente, en este último punto tuve una muy buena experiencia, ya que conocí personas que se volverían mis amigos hasta el día de hoy, así que conozcan e interactúen con la gente que les rodee este primer año, puesto que los ayudarán como no tienen idea. Sin mis amigos probablemente no hubiera sobrevivido este primer año.
Un viaje incomparable
La carrera de medicina es muy similar a una montaña rusa que puede tener un inicio muy abrupto y a toda velocidad, con subidas y bajadas, muchas curvas o vueltas, algunos gritarán o se sentirán muy asustados, otros se sentirán felices y emocionados y otros simplemente se bajarán del carro. A día de hoy, sigo viajando en el carrito, he superado algunas curvas peligrosas y sé que me quedan muchas más, y a pesar de la adrenalina y el constante estrés sufrido, es una atracción que sin duda volvería a escoger subirme.
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